
* Tres años exactos.
Es una jungla. Es la sociedad misma. Abrazados están el rico y el pobre. Puedes ver sonriendo al arrogante y al humilde. Cantando; al más honesto y al ladrón.
Es que somos todos. Somos azul y blanco. Somos el carnaval. Somos la fiesta. Somos los colores que no se llevan en una bandera, camiseta o parlante. Se lleva en la piel.
No necesitamos más que once jugadores vestidos con nuestros colores para alegrarnos. El resultado es simplemente una consecuencia. La voz será lo único que escucharás. Porque cuando suenen tan fuerte esas voces que ni siquiera escucharás al de al lado, cuando el suelo que pisas esté temblando y la vista se te nuble de papeles, humo y fuegos, la piel se te pondrá de gallina.
Y en el diario vivir, todos contamos. Cuenta el trabajo del empresario, del mozo y del barrendero. Todos empujan, difunden y apoyan para que Católica sea más grande en la calle, en el barrio y la empresa.
Al final de cuentas no necesitamos copas. No necesitamos más personas. Somos los que estamos. Estamos los que somos. Es la fiesta del azul y el blanco. Es la fiesta del campeón. No el campeón que gana copas, sino del que gana corazones. Y eso, al revés de las copas, duran para toda la vida.
2 Comentarios:
ME GUSTAAAAAAAA
pero chulo
Publicar un comentario