
Debe ser una mujer fatal.
Amiga de mis amigos,
amiga mía y de Lupita.
Tendrá la sonrisa fácil
y la mirada alegre.
Conocerá las calles de Santiago
y me enseñará algo que no conozca.
Tendrá que darme su mano
y apretarla tan fuerte como
si fuera el primer día en que nos conocimos.
Deberá dormirse de tal manera
que me acuerde del mejor poema de Neruda,
para que me enamore un poco más de ella.
Julieta debe ser una mujer que converse,
cosas necias y serias.
Ella me invitará a la plaza.
Me inspirará poemas.
Tendrá esa pincelada sutil de egoismo que me hará enojar.
Hablará de forma combativa.
Me dejará en un estado de amor extasiado.
Satifacerá las expectativas que levanto.
Me entrenará para no olvidarla.
Me morderá si caigo en la avaricia
y me dirá que no levante la ceja
porque parezco engreído...
Y supongamos que Julieta hará muchísimas cosas más.
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