Me vuela la mente. Me aniquila. Me deja en blanco. Me mata. Me hace reir y llorar. Me confunde. ¿Qué hago? ¿Qué digo? ¿Cómo actúo?. Insomnio. Pienso. Pienso. Pienso. Me como las uñas. Me como un pan con jamón y queso. Me recuesto y sigo pensando. Ayer amanecí chupando un limón. Me comí diez hormigas. Lo que venga a la mente. ¿O al corazón? ¿O a los testículos? Mejor leo. Es ahí donde se encuentran nuevas palabras, nuevos secretos escondidos que escriben los artistas. Hay que descrifrar. Desmenuzar como a un salmón para no tragarte las espinas. Eso es peor que chupar un limón.
Sigamos con la función. Que no se acabe nunca. ¿Si se acaba qué pasará? Estaré en el cementerio del sector de los zapallos junto a algunos conocidos. Mejor hablemos de otra cosa. Hablemos de... de... del agua. Fácil. Se amolda a todas las situaciones. La pones en una parte y es de una forma. La pones en otra parte y hace sus maromas para amoldarse. Suerte la suya. No queda mal con nadie y además te hidrata. Deberíamos hacerle un monumento. Si se lo hicieron a Condorito, ¿por qué al agua no? Si el ave esa era más floja que la chucha y era aun jote de mierda. Bueno, sí, te hacía reir. Está bien. Se lo merece.
Ahora no sé cómo terminar este escrito. ¿Pongo FIN? ¿Pongo SE ACABO? ¿Ce fini? ¿Good Bye? ¿Ciao? ¿Adeu? Yo creo que mejor un hasta luego... HASTA LUEGO.
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