Salgamos de la cárcel. Arranquemos hacia el infinito y más allá, donde las nubes no tapen el sol que sale día a día. Vayamos a toda velocidad, no esperemos a nadie.
Hagamos experimentos estúpidos, cosas que nos rondan en la cabeza. Robemos un yate y zarpemos a lo lejos donde hablen en otro idioma. Metamos palomas a los vagones del metro. Cantémosle en la cara a los empaquetados. Miremos de frente a desconocidos en el ascensor. Fumemos un porro en la escalera de la iglesia. Compremos media docena de ostras y vayamos a comerlas a la plaza.
Este el momento correcto. Te lo digo: salgamos de la cárcel y arranquemos hacia el infinito y más allá.
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