15-12-2009 by Choto
Me pierdo. Muchos consejos de mis amigos. Los leo, los escucho, los miro por televisión pero aún así la cabeza me hace boing crack tuff.

Por una parte, mi querido Nicanor Parra me dice que use la ironía, que me chupe un huevo toda la gente estúpida con que me relaciono. Que la conquiste con ese humor intelectualoide que da tanto placer usarlo. O podría ser a lo absurdamente idiota como lo era Tony Clifton. La magnífica y solitaria Oriana Fallaci me toma el brazo diciéndome ''Loco, ándate para abajo, saca historias de ahí. Escríbelas y haz un libro. Luego cuando seas conocido enfrenta a esos políticos putos cobardes. El amor es más grande cuando se lo das a la humanidad''. Pero para eso necesitaría sacrificio, tal como me lo sugiere Gerald Whelan y Jesucristo.

Mis compañeros de juerga, Bukowski y Baudelaire, interceden y me advierten que la vida es para otra cosa: mujeres, alcohol y prosa. Jim Morrison elogia esos consejos ''You are the lizard king, you can do anything''. Quizás debería seguir la vida de Woody Allen. Buscarme mujeres bonitas, atrevidas e inteligentes tal como Diane Keaton en 'Manhattan'.

¿Y si Flaubert me apadrina? Podríamos putear al prójimo por su falta de inteligencia y huir a otra civilización. Ser capaz de volar hasta la Polinesia para encontrarme con Gauguin y vivir de la pintura. Los parisinos me entenderían. Estar tranquilo. Leer un libro, estudiar, comer, dormir junto a la mujer que amas. O las mujeres que amas.

Pero hay algo que me llama, me invita, me aconseja, influye en mí. Se llama la Ciudad de la Furia, Capital Federal, el Gran Buenos Aires. Me gustaría también tomarme un trago junto a Fontanarrosa y hablar de fútbol. Ver una pelea de Monzón. Tan dura como si hubiera una feroz competencia de automóviles entre Fangio y Senna. Amor, fútbol, amigos, cerveza, joda, política, discusión con mate en mano y charla con el conserje del departamento.

Y desde atrás compone Wagner. Es Gandhi el que me orienta a la dulzura. Trata de convencerme que hay que prestar juramento a la desobediencia. Que no debe haber lugar para los cobardes, miedosos y perversos. Que nuestra fuerza puede llegar a ser tan colosal que ni el mundo de las armas podrán contra nosotros. ¡Qué diría el Subcomandante Marcos!

Ya no sé a quién creerle. Si el número44 tuviera un consejo para mí todo sería tan distinto.
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2 Comentarios:

Unknown dijo...

Yo debería ser la protagonista de alguna cátedra Roberto Bolaño en el guetto UDP, porque soy la groupie n°1 de Woody Allen (gracias a eso se deben mis lentes).
Sé un eterno irónico, porque al igual que la verdad, la ironía nos hace libres, jajaja (hay que dimensionar el concepto). Porque es de segundones decir que es la defensa de los inseguros, y bla bla bla, pero da lo mismo, es pura envidia. Aunque muy poca gente aquí la entienda, porque para entenderla, hay que ser relativamente inteligente.

Ahora, lamentablemente, las chicas como Diane Keaton, siempre se quedan solas. Opacan demasiado al resto...

Ve Annie Hall, con esa peli vas a quedar mal, pero tienes que verla. Todo el conocimiento universal se resume en ese sólo nombre. Decir algo más, suena a pura redundancia.

Ah, se me olvidaba... Bella entrada!

Choto dijo...

Quizás debería seguir los consejos de la famosa Layla, eh.

Diane Keaton (L)
Annie Hall la vi cuando tenía como 14 años. La verdad es que ya ni me acuerdo. Vamos a pedírsela al dealer por la módica suma de dos mil pesiños.

Voy a espiar tu blog ahora. Saludos.