
A veces eres la única flor en la colina,
A veces quiero que te retires de mi vista,
De repente es a mí quien se le llena la cara de moscas y choca con árboles,
Pero eres mi vicio, mi juego de azar.
Sabemos que el silencio revela lo que no se quiere escuchar,
Sabemos que cuando se escucha el viento golpeando las ventanas todo es malo,
Que la vida es corta, que nuestros caminos desaparecerán a los ochenta,
Pero eres mi vicio, mi juego de azar.
Entonces conservamos la alegría,
Me pides una estrella y te la doy,
Nos levantamos en la mañana con olor a vida y pan amasado,
Dormimos en el banco de la plaza,
Y ya no existen las falsas esperanzas.
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