Había invitado a todos los malos. No faltaba ninguno. Yo como invitado principal y el más malo de todos, recibí a las visitas con una sonrisa natural, les ofrecí un aperitivo y los invite a sentarse en cualquiera de las grandes y largas mesas que habían.

Eran millones pero millones de malos. Estaba Don Vito Corleone y su hijo Michael, estaba Voldemort, Judas, Hannibal Lecter, Stalin, Freddy Krugger, el Cura Hasbún, Osama, Cruela de Vil, Hitler, Darth Vader, Calígula, el Guasón, Alex de Large, el violador de Alto Hospicio e incluso Moises Villaroel. Imaginense que de colado estaba Lucien Bouchardeau y otros árbitros más (me parece que vi al pelado Selman).

La cosa es que cuando estaban todos cenando, pedí permiso para ir al baño y me fui hasta el teléfono público más cercano para avisarle a la policía de toda la gente mala que estaba reunida. Al final llegaron como treinta autos policiales, siete del GOPE, cuatro de detectives privados y un carro de bomberos. Arrestaron a los malos y me los cague a todos.

Puta que soy malo jo jo jo