Típico, siempre pasa.

Vas bien perfilado a algo, piensas que lo puedes lograr, que nada o nadie te lo impedirá pero al final alguna cosa pasa y toda la ilusión que tenías se va a la mierda.

Me acuerdo que cuando chico jugaba a la víbora en el celular, pensaba que iba a batir el récord que lo tenía desde hace un tiempo y perdía de puro huevón.

En las fiestas, cuando había que pedir permiso, siempre pensaba que si decía alguna buena excusa me dejarían estar más tiempo en las fiestas. Pero NO, sólo hasta las 2.30.

También cuando jugaba winning con los amigos e íbamos a cero en el primer tiempo. Después todo se iba a la chucha en el segundo tiempo. Nunca fui bueno para esas cosas.

En el colegio (y en la universidad también) había veces que estudiaba, pensaba que al fin podría tener la mejor nota del curso pero no pasaba nada. Siempre estaba alguna matea que me ganaba o simplemente me iba mal en la prueba.

Las primeras veces que manejaba en auto me acuerdo que decía que no se me pararía nunca o que no me pasaría ninguna cosa rara. Todo iba bien hasta que dejaba la cagada con algo y los autos de atrás me empezaban a hueviar. Ahora lo controlo un poco mejor, creo.

En el amor si que ocurre a menudo. Estás ilusionado de que pueda salir algo con la nena y después se acaba porque ella no es para ti o tu no eres para ella.

O las fiestas, esas que uno cree que van a estar buenísimas y al final están más fome que derrumbe de lana... (eso si que fue fome).

Para finalizar, el fútbol. Cuando estábamos en la selección del colegio y pensábamos que clasificábamos al mundial o ganábamos con la Superior, pero NO. Para variar en lo más importante se arrugaba y todo el esfuerzo del año se iba a la mierda. En esas si que las sufríamos todos, aunque se ganaban hartos campeonatos. Con Católica pasa lo mismo. Año tras año ahí y pocas veces se disfruta un campeonato. Bueno, en verdad que ahí me da lo mismo por que es una ilusión permanente que va todos los días del año.


Ilusión de mierda, siempre hay algo que te caga y no te deja ser cien por ciento feliz.