18-04-2009 by Choto
Simplemente nos mirábamos. Yo le decía que los enamorados se comprenden mejor cuando callan y ella me respondía en silencio con sus ojos, con su boca, con su sonrisa, con su intelecto.

Pero las palabras se vengaron de mí. Leí sus labios y escribí su mirada, y supe que ella era nada más que una ilusión. Era una más de las tantas. No era mi trébol de cuatro hojas sino que el licor más amargo.

Las mujeres cuando golpean, derriban.
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