19-02-2009 by Choto

La armónica. Ese instrumento había pasado a ser lo único importante para este hombre. Desde hace ya unos meses que se instalaba en el metro Les Invalides a tocar junto a su sombrero algunos pedazos de su música preferida. Teniendo una vida muy difícil se podía apreciar a través de los sonidos de su armónica la hermosura del dolor, esa que sólo la música, o quizás el arte en general, puede expresar. Con esto ganaba monedas que le servían para pagar el arriendo en un sucucho, para comer y lavar sus pantalones de cotelé y su chaqueta que no se la sacaba ni en los días más calurosos.

Para él la vida se resumía sólo en vivir. En contemplar a las personas, tratar de admirarlas y vivir. Los años anteriores no habían sido los mejores para querer recordar, las relaciones humanas con las mujeres no habían dado el fruto que él esperaba. Quería pensar otra cosa respecto a este tema pero sabía que las mujeres consideraban que su estilo de vida no era el acorde a estos tiempos, por mucho que existiera amor. Y bueno, a pesar de esta situación él estaba seguro que estas historias de tristeza cambiarían en algún momento.

En una mañana de finales de abril apareció una mujer que tenía esa belleza pura tal como Joni Mitchell. El ya la había visto pasar días antes mientras tocaba pero su figura se había alejado tan rápido como se había acercado. Esta vez la vio de lejos mientras compraba su ticket y fue el momento propicio para agarrar su armónica con pasión y soplar tal como lo hace Dylan. Fue desde ese momento en adelante que ocurrieron sucesiones de gracias. Esas que sueñas mientras vas caminando por la calle o cuando estás a punto de quedarte dormido.

La melodía sonaba tan dulce, con tanto amor que ella atravesó la muchedumbre tan sólo para admirar su música. La femme fatale lo escuchaba y le sonreía. Estaban parados frente a frente mientras él tocaba y las demás personas caminaban como balas a sus destinos. Entonces fue el momento en que los dos mandaron de paseo a la lógica y se entregaron a los sueños, a las quimeras. Se tomaron de la mano y se besaron eternamente, hasta que la muerte los separó.
Posted in | 0 Comments »

0 Comentarios: