Aquí me tienen hoy. El jóven bonachón que no le hace daño a nadie y que no merece este trato. No sé, quizás nunca lo pensé bien, quizás soy yo el que se expresa mal, quizás soy yo el que tartamudea.
Porque atención señores. Soy un pobre hombre cansado de caminar por los parques, que se enoja con la destrucción de los ídolos, que observa las cosas de cerca y que es prisionero de aquella mujer que inspira... que inspira algo, algo que no descubro todavía qué es, pero sé que sólo me crea falsos problemas.
Y ahora que todo pasó, para variar me arrepiento. Esa noche miré por la cerradura de la puerta de ella y entendí que no sabía de la vida. Debería haber escuchado los consejos del anciano, de mis amigos y de la gitana que me molesta todos los días cuando camino por el parque.
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